Hablar de Luis Angel Duque es hablar de un buen hombre. Entrenador en su tiempo del Leganés, Getafe, Compostela, Almería, Cultural. Fue el elegido por Profutle para llevar a la Cultural a Segunda División, pero como tantas veces se torcieron las cosas en el equipo de fútbol de León.
La apuesta siempre fue la de un entrenador de primer nivel. Duque ya había ascendido con otros equipos y acabó firmando el contrato con la Cultu en una comida en Villafranca del Bierzo.
Hasta en tres ocasiones y después de pensárselo mucho, el fallecido Manuel Preciado dijo «no» al proyecto propuesto por Ramón Fernández y Vicente González Villamil.
El siguiente en la lista era Duque y el madrileño no lo dudo.
El nuevo técnico culturalista formó junto a la dirección deportiva un espectacular equipo. Fran, Raúl Ibáñez, Adriano (internacional por la selección brasileña), Paulino… El conjunto blanco estaba diseñado para el ascenso a la Segunda División A.
Duque congenió con la grada a las primeras de cambio. La familia del ex técnico del Leganés estaba cómoda, muy cómoda en León. Una llamada de una persona relacionada con el Almería cambió la historia.
Tras varios intentos del cuadro de Segunda A por fichar al madrileño, este le trasladó lo que estaba pasando a Ramón Fernández y Antonio García de Celis. El presidente, por entonces, de forma sorpresiva, dejó de confiar en Duque y este partió hacia Almería.
Hoy en día, aún lo recuerda: «Me arrepiento y mucho, tendría que haber hablado con el vicepresidente deportivo y todo se hubiera arreglado. Esta historia es como la del cuchillo de Rambo, aún lo llevo clavado».
Duque no olvida León: «Conservó a muchos amigos, y este domingo estaré de comentarista en una radio nacional, todavía esta semana me pidieron dar una charla de las mías a los jugadores del Lega y lo hice, pero ya a la Cultu la tengo mucho cariño y León siempre lo recordaré como uno de los sitios donde mejor me han tratado».